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Viajes De Vuelta por el Mundo

domingo, 31 de enero de 2021

Restaurantes Centenarios y con Historia de Madrid

 

Aprovechando que el Ayuntamiento de Madrid ha aprobado declarar a los restaurantes centenarios de Madrid espacios culturales y turísticos de especial significación ciudadana e interés general para la ciudad, queremos recomendaros 10 de ellos, según su antigüedad, los cuales además de tener una muy buena gastronomía, han sido testigos del devenir de la política, la pintura, la literatura o el mundo de los toros y esconden historias la mayoría desconocidas por parte de su público asistente. Tradición, cultura y gastronomía son los ingredientes que distinguen a estos establecimientos que acumulan siglos de historia.


1. Posada de La Villa (1.642).
C/Cava Baja,9

Veamos un poco de historia. En esta calle, en el S. XVII, podíamos encontrar el único molino de harina que había en Madrid, que en el año 1642 pasó a convertirse en la primera Posada de La Corte, donde se daba comida y alojamiento a todo viajero que llegaba a la ciudad. 
Fue ya cuando se encontraba en un estado calamitoso, cuando de la mano del hostelero Félix Colomo y una minuciosa restauración, se convirtió en el Horno de Asar que hoy es.
En este restaurante se han dado cita personajes célebres del mundo de la política, cultura, arte y deporte, y ha sido galardonado con multitud de premios tanto nacionales como internacionales.

Un lugar histórico para pasar una buena velada gastronómica.




2. Casa Botín (1.725).

C/Cuchilleros,17

Casa Botín, fundada en 1725, es el restaurante más antiguo del mundo según el Libro Guinness de los records y uno de los referentes de la mejor cocina tradicional en Madrid.

La revista Forbes le reservó el tercer puesto entre los 10 mejores restaurantes clásicos del mundo, al restaurante y a sus dos especialidades, los deliciosos cochinillos y corderos asados al estilo castellano.
La ciudad de Madrid ha crecido casi al mismo tiempo que el Restaurante Botín. En en año 1590 aparecen los primeros registros del edificio, apenas 30 años después de que Felipe II la nombrase capital del reino.

Es muy curioso que, hasta bien entrado el siglo XVIII, no se permitiera vender en los mesones ni carne, ni vino ni otro tipo de comida, ya que se consideraba una intromisión que perjudicaba a otros gremios. De esta manera, sólo podía servirse lo que el huésped traía para ser cocinado. De aquí  nace la leyenda  de que "en las posadas españolas sólo se encontraba lo que traía el viajero".

Hay un hecho anecdótico que os contamos referido a esta época, y es que el Libro Guinness de los records, en su edición del año 1987, se afirma  que un joven adolescente llamado Francisco de Goya, en el año 1765, trabajó como friegaplatos en Botín. En esta misma edición se designa a Botín como el restaurante más antiguo del mundo.
Un diario americano a través de encuestas a sus lectores concluyó que este restaurante es una de las 20 razones por la que visitar España. En un rincón de Botín, Hemingway decía "aquí hay que terminar novelas", y dicho y hecho, terminó "Fiesta" y "Al atardecer". Asimismo, Benito Pérez Galdós hizo referencia al restaurante en su obra "Fortunata y Jacinta", y en alguna obra más.

Sus bodegas forman parte del trazado medieval de Madrid.





3. Taberna Antonio Sánchez (1.787).
C/Mesón de Paredes,13

Aquí tenemos la taberna más antigua de Madrid. Se desconoce con exactitud la fecha de su inauguración, aunque si se sabe que fue anterior a febrero de 1787. Se sabe poco sobre los albores de su existencia, solo algunos datos que confirman su continuada actividad como taberna y despacho de vinos y que hoy continúa.

Es en el siglo XIV cuando comienza a adquirir fama y protagonismo convirtiéndose en un lugar de encuentro de tertulianos e intelectuales del mundo taurino, de las letras y del arte. 

En 1884 es comprada por Antonio Sánchez Ruiz, hijo de conocidos taberneros y de quien recibe su nombre actual. Su hijo, el torero Antonio Sánchez Ugarte, hereda la Taberna y la convierte en un lugar de referencia en Madrid y lugar habitual de encuentro de personalidades como Pío Baroja, Sorolla, Marañón, Camba entre otros.

La Taberna acogió la última exposición del gran pintor Zuloaga del cual fue gran amigo y alumno Antonio Sánchez. En esta taberna se servía un vino muy especial, y cuando alguien lo quería lo hacía diciendo: "dame el de la cuba del francés". Se cuenta que durante la guerra de la independencia en la plaza de Tirso de Molina, las milicias españolas cogieron a un oficial francés y se les fue "la mano", y lo escondieron en una tinaja de la taberna, que luego se continuó llenando de vino, y desde ese momento "la cuba del francés" daba el mejor vino de Madrid. 

Se sabe que estuvo dentro de la tinaja por lo menos 30 años hasta que se retiraron sus "restos". Otra historia de esta taberna es que el rey Alfonso XIII desayunaba torrijas aquí todos los días.

Si te gusta el vino...


4. Casa Pedro (1.825).
C/Nuestra Señora de Valverde,119


Casa Pedro se fundó en 1825, según se observa en la placa colocada por el Ayuntamiento de Madrid.

En sus orígenes Casa Pedro perteneció a otro propietario del que no se conservan datos, debido a la desaparición de los archivos de Fuencarral.

Este mesón, que entonces era la primera casa según se entraba a Fuencarral por el norte, se conocía como el Mesón Nuevo. Comenzó como casa de Postas para los viajeros que salían de Madrid hacia el Norte. Las diligencias que cubrían el trayecto entre Madrid y Burgos-Irún y Francia pasaban frente al mesón y en ocasiones paraban aquí para abastecerse de vinos o comidas.

También era frecuente el paso de viajeros y arrieros. Los arrieros, más que como clientes, entraban al mesón como repartidores, por si había que llevar o traer algún paquete. Los tratantes de ganado eran clientes habituales del mesón.

En esa época, el edificio del mesón estaba dividido de la siguiente manera: en el bajo estaba la bodega, en la planta principal, el restaurante y el comedor y arriba las habitaciones de la familia y otras habitaciones en alquiler.

La carta de Casa Pedro se puede resumir en que responde a la más tradicional cocina castellana y madrileña. Destaca sobre todo por su horno de leña donde se cocinan los platos estrella del lugar, las carnes a la brasa, con mención especial para el cochinillo y cordero.

Lugar de parada obligada en el antiguo pueblo de Fuencarral...


5. Casa Alberto (1.827).

C/Huertas,18

Casa Alberto es una taberna centenaria, llena de historias literarias, teatrales y taurinas, donde se degusta la excelente cocina madrileña tradicional. Se fundó en el año 1827, según consta en la placa colocada por el Ayuntamiento de Madrid en el suelo de la entrada al local. De aquel tiempo es el edificio actual, construido sobre otro anterior, de mediados del siglo XVI, que fue donde vivió D. Miguel de Cervantes.

En su interior podemos encontrar entre otras joyas, unas taquillas donde se vendían entradas para la "clá del Teatro Español". "La Clá", era un grupo de personas que entraban con descuento (a veces gratis) a condición de aplaudir cuando lo indicará el cabecilla de tal grupo. Esta costumbre fue importada de los grandes escenarios europeos vinculado a la Opera.

Cuando llegó la democracia a España, en los años 70, hubo profundos cambios en el país tanto políticos como sociales. Por esa época, iban a Casa Alberto algunos conocidos políticos. Uno de los más habituales fue, según se cuenta por los tertulianos y vecinos de Casa Alberto, Enrique Tierno Galván, el primer alcalde elegido democráticamente en Madrid. Una noche, a eso de la una, le dijo su secretaria: “Jefe, es muy tarde; será mejor irse a casa”. El viejo profesor le contestó: “Yo no sé irme a mi casa sin pasar antes por Casa Alberto”. Esta anécdota fue contada por su secretaria y vecina de Casa Alberto.

El preferido del viejo profesor...


6. Lhardy (1.839).

C/Carrera de San Jerónimo,8

Lhardy es el primer restaurante español creado tal y como hoy se concibe la restauración pública. El precio fijo, las minutas por escrito o las mesas separadas han sido normas incorporadas por el propio Emilio Lhardy al comercio hostelero de la primera mitad del siglo XIX. 

El local ha sabido conservar celosamente el ambiente cortesano y aristocrático del Madrid del siglo XX, y los comienzos del XXI al mismo tiempo que las mejores fórmulas de la cocina europea.

Se cree que Lhardy únicamente cerró en los años de la Guerra Civil aunque hay algunas dudas y contradicciones. Pero sí está claro que en el resto del tiempo ha funcionado siempre como restaurante junto a la tienda que puede presumir de ser el primer local en el que se dejó entrar a mujeres solas. Allí bebían su caldo e iban cogiendo las croquetas que querían.
Celebró en 1871 el banquete inaugural de los tranvías en Madrid; el almuerzo ofrecido el 6 de junio de 1880 a los reyes Alfonso XII y su esposa María Cristina en el Salón de Concilios del Palacio arzobispal de Alcalá de Henares. Además, ha sido testigo de reuniones de ministros con Primo de Rivera, nombramientos como el de Alcalá-Zamora y éxitos como los de la cupletista Consuelo Vello "La Fornarina".

Hay que probar el consomé o el cocido.



7. Casa Labra (1.860).

C/Tetuan,12

En el año 1900 existían en Madrid 1.500 tabernas en una ciudad con una población de 840.000 habitantes. En la misma calle donde se sitúa Casa Labra había 3 tabernas. Solo ha llegado esta a nuestros días.

Casa Labra es una taberna centenaria en la que, de generación en generación, vienen ofreciendo algo propio y de todos los madrileños. La especialidad del local es el bacalao y las croquetas de bacalao, que se pueden degustar en un ambiente que ha permanecido casi inalterable desde el año de su fundación.

Dentro del local destaca un gran espejo de la época donde hay un cartel en el que podemos leer "El que bien bebe hace lo que debe", con el que nos recuerda la obligación de pagar lo consumido.

Es famosa por haber sido protagonista de la fundación en la trastienda del Partido Socialista Obrero Español por Pablo Iglesias el 2 de mayo de 1879, lo que recuerda una placa en el propio local. Asimismo por aquí pasaron toreros y directores como Orson Welles.
La especialidad del bacalao surgió de repente: "tenían un cocinero que se le ocurrió un día echar una tajada de bacalao en el aceite...", y así empezó la historia hace muchos años... Por cierto, el bacalao lo traen directamente de las Islas Feroe en Islandia.
En un día normal pueden llegar a servir unas 4.000 croquetas de este pescado.
El secreto... la leche, la harina, la nuez moscada y sin duda, el bacalao. 

Hay que pedir "Soldaditos de Pavía" (bacalao rebozado y frito).




8. Restaurante Taberna La Bola (1.870).

C/Bola,5

La historia del cocido en este restaurante nace de las manos de Cándida Santos cuando se hace cargo del local. Cuentan los periódicos de aquella época que en los primeros años del Siglo XX, aquí se podían comer tres tipos de cocido según los bolsillos de las personas que acudían en aquellos días: uno de ellos más sencillo a las 12 del mediodía con un precio de 1,15 pesetas para obreros y empleados de los comercios de la zona; otro, a las 13 h que contaba ya con carne de gallina por un precio de 1,25 pesetas y muy demandado por los estudiantes; a partir de las 14 h ya con carne y tocino que con un precio de 1,50 pesetas. Era el elegido por burgueses, periodistas y políticos.

Los cocidos los hacen en pucheros de barro individuales, en carbón de encina, con la misma receta del siglo XIX. Incorporan al cocido chorizo asturiano que le da a la sopa un color más rojizo. Los productos con los que se elabora el cocido son Gallina, morcillo, punta de jamón, y después los garbanzos, el chorizo asturiano, patata y tocino. Finalmente se echa el agua en el puchero y al carbón.

La fama de este cocido llegó hasta Palacio y era muy frecuente encontrar el carruaje real por las inmediaciones del restaurante. Y es que la Infanta Isabel, conocida como La Chata, adoraba este plato madrileño y mandaba al servicio a buscar los pucheros que más tarde comería junto a su hermano Alfonso XII.

Entre los clientes más asiduos estaba la actriz Ava Gardner, a quien le gustaba mucho el cocido. Otro de los comensales habituales fue el escritor Camilo José Cela, el cual se sentaba siempre en la mesa 7, ahora una de las más solicitadas. 

Cocidito madrileño...




9. Casa Ciriaco (1.887).
C/Mayor,84

Fue almacén de vinos o tienda desde 1.887, cuando su dueño era Antonio Fernández. En 1.923 la licencia del local pasó a manos de Pablo Muñoz Sanz, que junto con su hermano Ciriaco Muñoz, habían trabajado en el establecimiento desde 1917.
En el año 1.929 Ciriaco abrió la sección del restaurante, dándole su nombre al local. Entre sus asiduos, además del periodista Julio Camba (anarquista en su juventud, conservador en su madurez), el cual creó una tertulia que aún pervive, estuvieron Antonio Mingote, que diseñó el sello de casa, el pintor Ignacio Zuloaga, Valle-Inclán (convirtió la taberna en la Cueva de Zaratustra, como recuerda una placa de mármol que figura en la fachada), los toreros Domingo Ortega y Juan Belmonte (que solía acudir al local en sus estancias madrileñas), y el pintor Sebastián Miranda. Precisamente, como tributo a la tauromaquia todavía se celebra la tertulia Amigos del conde de Colombí.

Casa Ciriaco fue testigo privilegiado de un episodio trascendental de la historia de España. El 31 de mayo de 1906, el pueblo de Madrid celebraba el enlace nupcial de Alfonso XIII y Victoria Eugenia de Battenmberg .....

La comitiva volvía de la iglesia de los Jerónimos camino del Palacio Real cuando el anarquista Mateo Morral Roca, que se alojaba en una pensión del número 88 de la calle Mayor (hoy número 84), arrojó desde el balcón de su habitación una bomba envuelta en un ramo de rosas pálidas. El artefacto tropezó en su trayectoria con el tendido del tranvía y acabó estallando sobre el gentío. Los Reyes resultaron ilesos, pero el balance fue terrible. Veinticuatro muertos y más de 100 heridos...

“Comer es una necesidad, saber comer es un arte”. Esta es la doctrina de Casa Ciriaco como bien atestigua en uno de los cuadros de sus paredes.

La gallina en pepitoria receta con más de 100 años de historia...




10. Café de Gijón (1.888).
Pº de Recoletos,21

La historia de este Café comienza cuando en 1888 el asturiano Gurmensindo Gómez regresa de Cuba y se instala en Madrid. El fruto de su trabajo realizado lo invierte en un café que inauguró el 15 de mayo como “Gran Café de Gijón”, con el cual hacía honor a su ciudad natal. Tampoco se imaginaba el amigo Gurmensindo, que su café, ubicado en la zona de la Castellana, acabaría considerándose como “el último café literario de Madrid”...
Este centenario local, ha sido citado en múltiples ocasiones en libros, películas y representado en cuadros por prestigiosos artistas, como en  “Crónicas del Café Gijón” de Marino Gómez Santos, “La noche que llegué al Café Gijón” de Francisco Umbral y “La Ronda del Gijón”, libro testimonial de 17 personajes vinculados al Gijón recogidos por Marcos Ordoñez.

En su interior han discutido sobre diversos temas personajes de la talla de Canalejas, Ramón y Cajal, Pérez Galdós, Romero de Torres, Ramón María del Valle-Inclán, Cossío, Cañabate, Gerardo Diego, Torrente Ballester, Sastre, Cela y muchos otros. En el año 1.914 vende el local al barbero Benigno López Jabato, con tres condiciones: un precio de 240.000 reales (más de diez mil duros), que no dejase de ser café y que no le cambiase el nombre. Sus mesas siguen siendo hoy testigo de charlas y tertullias.

En 1.986 se tuvo que cerrar el Café y hacer una reparación de urgencia para evitar el derrumbe el techo. Era una época en la que se preparaban las celebraciones del centenario Café madrileño, a festejar en 1988, pero al mismo tiempo corrieron rumores acerca de la venta del local. Las celebraciones se hicieron de diversas formas dentro y fuera del local. En la fachada se puso una placa conmemorativa de su centenario y se publicó un libro recopilatorio de artículos sobre el Café.

Hoy como ayer, el Café de Gijón, en el bullicio de sus tertulias, se promueven las emociones, envolviendo a los soñadores, creadores, inventores, investigadores, y artistas que han hecho del Gran Café de Gijón una cátedra humanidad en la que se manifiestan el ingenio, el talento y por supuesto, la amistad.

Para tratar un tema importante, no hay mejor sitio que el Café de Gijón...



Varios siglos de historia contemplan las paredes de todos estos restaurantes, donde se combinan los platos más típicos de la ciudad con los nuevos tiempos que vivimos. Con el reconocimiento por parte del Ayuntamiento de Madrid, ponemos en valor, situando en el lugar que se merece, el patrimonio gastronómico e histórico de nuestra ciudad, y el quehacer incansable de una serie de emprendedores de su época, en estos momentos tan complicados en el que se encuentra el sector. 


Os esperamos en nuestro próximo artículo. Déjanos tus comentarios, y dinos sobre qué te gustaría que os habláramos.


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1 comentario:

  1. Maravillosa informacion para hacer una ruta por estos restaurantes y probar sus manjares¡¡¡¡

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